Corresponde destacar que aún en sociedades con niveles de equidad e integración social relativamente altos en el contexto latinoamericano, emergen crecientemente durante los años noventa, diversas manifestaciones de " fragmentación social y cultural".
En dicha medida, surgen
"nuevos perfiles de marginalidad y pobreza( inserción laboral precaria, insuficiencia de ingresos, movilidad social descendente y violencia urbana), que asociados a pautas de segregación residencial y educativa, acentúan la desintegración y exclusión para importantes sectores de la sociedad urbana." (Katzman 1996 Minujin y Kessler 1995).
"Esta perspectiva del espacio urbano, no es una página escrita y delimitada, sino que una pantalla que se reconstruye diversificadamente por las imágenes y las ideologías de los diferentes grupos sociales que interactúan en él".(De Mattos, Carlos) (1)
Entendemos claramente, entonces que dentro de la dinámica espacial y de los componenetes que lo conforman, que las nuevas proyecciones de las ciudades deben satisfacer más alla de las necesidades básicas de la población más pobre del continente y por ante todo, estas proyecciones no debieran ser exclusivas de las clases más pudientes. Así, una ciudad integral debe reflejarse en la oportunidad para todos con respecto a la propia urbe y los beneficios que entrega.
Fuente:
(1) De Mattos, Carlos et al. : Santiago en la Globalización, pp. 21-25. Ediciones Sur. Segunda Edición, 2004.
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